Por Armando Guerra

Der Guerrita es una taberna de barrio. Cuando en el año 2008 me propuse aprovechar un pequeño espacio en la taberna de mi padre para ofrecer a los aficionados al mundo del vino un espacio especializado en vinos de la región, tenía una ligera sospecha de lo que iba a pasar. Siete años después, viéndolo con perspectiva, tengo que decir que la realidad ha superado con creces mis expectativas. Y me alegro.

En aquel año, justo cuando la crisis caía encima de la mayor parte de los españoles, aposté mis ahorros a la compra de una buena cantidad de vinos viejos, raros, buenos del Marco. Muchos me acusaron de estar como una cabra y la verdad es que la comparación nunca me molestó. Seguro que hay cabras felices.

Entonces parecía que todo se iba a pique y, de hecho, una buena parte del Jerez que existía, ya no está. Algunas bodegas han desaparecido, las viñas han menguado, hay pagos reconvertidos en huertos solares, viejos edificios bodegueros donde crecen jaramagos o se aparca el coche. Es cierto, Jerez estaba en crisis y era fácil caer en el desaliento. Afortunadamente, Der Guerrita era una taberna de barrio bajo, pero con clientes fieles. Y la sala de catas y la tienda creció lentamente gracias a la paciencia de mi padre, quien no solo supo transmitirme el amor por los vinos de mi tierra, sino que además los quiere y los conoce mucho mejor que yo.

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Pero el 2008 ya está lejos. En el 2015 leemos cosas como que estamos ante el nuevo gin tonic. No llegaremos a ese nivel de frivolidad, aunque claramente algo está cambiando. Pongo un ejemplo demostrable: si hoy quisiera volver a comprar los vinos con los que medio llené las estanterías de la tienda, tendría que pagar un 70% más. O compré muy bien entonces, o los vinos han subido de precio. Y créanme: soy muy malo comprando.

Seamos sensatos, cuando estamos hablando de vinos con costes de producción tan elevados como los de Jerez, la subida de precios es absolutamente necesaria. Si eres aficionado a estos vinos, deberás sentirte contento de que empiecen a pagarse a precios lógicos. Lo otro era pan para hoy y hambre para mañana. O lo que es lo mismo: o el vino se vende a un precio adecuado o desaparece. Querido aficionado: decide qué prefieres.

¿Qué ha pasado? Ante todo, no perdamos de vista la siguiente máxima: incluso en los peores tiempos, Jerez ha tenido mucho que ofrecer y seguidores fervientes. Si un vino es más o menos grande por unos pocos factores, Jerez los tiene todos. Suelo, orografía, variedades, clima, historia, prácticas culturales diferenciadas del común de los mortales… Jerez ha sido especial incluso en sus peores momentos.

Siempre recuerdo que en aquel 2008 leí una frase que me pareció reveladora: “Cuidado, que estamos ante uno de los grandes vinos del mundo, aunque parece que ellos no se han enterado”. (Anaya Touring/Enoturismo/2008-en referencia al Marco de Jerez).

El trabajo de algunas personas y empresas ha contribuido al cambio de tendencia. Unos son pequeños y otros grandes, pero tienen en común una serie de decisiones que han encauzado a la región hacia el éxito y lo que es más importante, han conseguido, en mi opinión, compensar con creces otros desvaríos que siguen dándose por estas tierras.DerGuerrita1

Me van ustedes a permitir que haga un recorrido –personal e incompleto, buscando solo ofrecer una imagen de conjunto y dejando fuera a quien seguro merece estar dentro– por algunos de los actores del cambio de tendencia por el cual el Marco de Jerez promete alegría y diversión:

  • Alba y sus cuatro dueños, espíritus libres dispuestos a cualquier cosa.
  • Alberto Orte de Olé Imports, que ha puesto el foco en la Carretera de las Tablas… ojito.
  • Alexander Jules, marquista con buen gusto que hace la guerra por Jerez desde California.
  • Equipo Navazos y sus ediciones limitadas o sus elaboraciones de blancos con flor y sin encabezar.
  • Fernando de Castilla, bodega boutique dedicada con éxito a la alta gama.
  • González Byass, otro ejemplo de conservación de antigua trama bodeguera, esta vez en Jerez. Las Palmas y el Fino en rama son otro ejemplo de peso en este contexto del que hablamos. El trabajo reciente de Juanma Terceño en este caso es encomiable. Así como la capacidad de comunicación y adaptación a un mensaje cambiante por parte de Antonio Flores.
  • José Estévez, con la identificación de sus intereses comerciales en relación con los pagos de origen.
  • La Callejuela, resistiendo como Asterix en la Galia desde lo alto de la sanluqueña loma de Hornillos.
  • Lustau con las gamas “de Almacenista”
  • Méndez, una apuesta de futuro hecha sobre vinos viejos de la desaparecida Pedro Romero.
  • Osborne por los vinos viejos de Domecq, que en paz descanse.
  • Ramiro Ibáñez con sus trabajos sobre suelos y rescate de antiguas variedades.
  • Tradición, conquistador de contrabarras de altos vuelos con Miguel Llanos a la cabeza.
  • Xpertvinum, Antonio Barbadillo y Roberto Amillo, descubridores de tesoros.
  • Williams Humbert y sus trabajos con las añadas tanto oxidativas como biológicas.
  • Willy Pérez, empeñado en elaboraciones de jereces sin encabezar y con trabajos sobre suelos en común con Ramiro Ibáñez.
  • Y Barbadillo. No negaré mi actual implicación personal con Barbadillo, pero me van ustedes a permitir cierta intención de objetividad aún en este caso. Cuando hablamos del cambio de tendencia en Jerez, hay que reconocer que no podría haberse llevado a cabo sin el compromiso de algunas de las grandes y el caso de Barbadillo es evidente. Ya en el 99 sacaba al mercado una Manzanilla en rama de sacas estacionales… Cuando todavía aquí se andaba a otra cosa. La puesta en valor de los vinos viejos mediante la comercialización de las Reliquias como producto ultra premium y la experimentación con los espumosos y los vinos blancos, son otros ejemplos del trabajo de muchos años en línea con las actuales tendencias. La firma optó por la conservación de la antigua trama bodeguera en pleno Barrio Alto de Sanlúcar. En resumen: siempre apostó por la innovación a la vez que por la conservación de activos contrarios a una simplona y cortoplacista lógica empresarial moderna.

Todos ellos, grandes, pequeños, dentro de la DO, fuera de la DO…, han hecho su propia propuesta y la han defendido con los medios que tenían al alcance. En el caso de los más pequeños, habrán llegado a sitios donde a las grandes no les interesaba o no sabían llegar. Investigan, arriesgan de otra manera, trabajan a deshoras. Han cumplido una función fundamental: complementar a la gran empresa. Y lo han hecho bien. En el caso de las grandes, es evidente que el compromiso de algunas de ellas ha sido fundamental en el proceso de reposicionamiento, de tal manera que sin su concurso, lo mismo hoy hablamos de un sector desierto que afortunadamente, no ha llegado a darse.

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El orden en el caos. Después de la experiencia traumática que está suponiendo este proceso, llega el momento de intentar poner un poquito de orden. Ya van pasando años y hay resultados que son evidentes. Al menos, hay caminos que son evidentes. Si vienen más, bienvenidos sean. Personalmente, identifico:

  • Blancos con crianzas cortas bajo velo.
  • Blancos con crianzas sin velo de suelos o viñas de especial interés.
  • Espumosos de variedades tradicionales exclusivamente o no y plantadas en suelos de albariza.
  • Crianza biológica de alta gama, identificada por sacas especiales o con indicación de la fecha de embotellado.
  • Crianza biológica u oxidativa sin encabezar.
  • Crianza biológica u oxidativa de añada.
  • Recuperación de variedades históricas.
  • Tintos de tintilla de rota.
  • Reposicionamiento de los vinos viejos de Jerez.
  • Puesta en valor de campo y bodegas como destino enoturístico de calidad (contribución al conservacionismo de edificios históricos y paisajes).

Así que más que de una moda, habría que hablar de una nueva tendencia, de un cambio de rumbo. Cuidado que cambiar de rumbo al Marco no era fácil…  No era chica la criatura. Han hecho falta muchos proyectos afines a una idea: El Marco de Jerez no debe morir. Ahí estaban para recordarlo Girón, Asenjo, Bellver, Luis Gutiérrez, Ivison, Oldemburg, Pepe Ferrer, Liem, Jancis Robinson, Roca, de la Serna. Son los que investigaron, escribieron y se declararon amantes de la Manzanilla de Sanlúcar y del Jerez; y lo hicieron sin condiciones.

Ninguno de nosotros quiso que muriera Chanquete, pero aquello era inevitable. Seguramente lloré por tan luctuoso suceso con un Cola Cao en la mano. El Marco es otra cosa; el Marco de Jerez tenía arreglo.

Armando Guerra Licenciado en Derecho, además de MBA especializado en empresa agroalimentaria por la Escuela de Organización Industrial y Máster en Viticultura y Enología por la Universidad Politécnica de Madrid. Desde el 2008, Guerra es responsable de la Taberna der Guerrita: taberna clásica sanluqueña, sala de catas y tienda de especializada en vinos del Marco de Jerez. Desde noviembre del 2015, ejerce como Director de Alta Enología en Bodegas Barbadillo.