La situación del mercado: la tormenta perfecta En los últimos años, los vinos de Bourgogne están viviendo una situación inédita. A la gran demanda mundial y al hecho de estar de moda entre un consumidor ávido de disfrutar sus crus más deseados, se añade una falta generalizada de stock que se ha acentuado con la escasez de las últimas añadas y muy especialmente con la minúscula cosecha 2021. Ante esta situación de estrés, los precios no han hecho más que subir y subir, como no habíamos visto en las últimas décadas. Con la pandemia se vació gran parte del stock que había en el mercado y hoy la reserva de vino en la mayoría de domaines es ínfima o nula. A pesar de los incrementos de tarifas –también muy sensibles en los vinos de entrada de gama– los importadores siguen demandando más y más cajas a unas bodegas que se ven desbordadas por no poder suministrar todo lo que los mejores sommeliers y coleccionistas desearían. A los Grand Cru más exclusivos que se sitúan en lo más alto de la pirámide, les han seguido –en este tsunami– los Premier Cru, los Villages y hasta las denominaciones más modestas y los Bourgogne de entrada de gama. A estos precios, ¿en cuántos restaurantes y bistrós continuarán siendo los blancos y tintos servidos a copas y de gran volumen? Los négociants históricos han tenido que pagar más y adaptarse a las exigencias económicas de sus proveedores de uva y de vino, si no querían perder sus fuentes de suministro. Algunos llevan años indignándose cuando comprueban que el mismo vigneron que les provee un cru determinado, lo vende más barato embotellado y con su marca que al precio que ellos mismos le pagan por la uva o el vino a granel. Aparte de la escasez de la añada 2021, nuevos factores irrumpen y acaban distorsionando el mercado. Por un lado, unos pocos vignerons estrella venden sus escasas botellas –incluso de pequeñas appellations– a precios fuera de norma y aparentemente de toda lógica. Botellas que pocos han probado, pero de las que todo mundo habla –y desea– se cotizan más caras que La Tâche. Un elaborador muy famoso obliga a cada importador a que sus clientes firmen una especie de contrato de trazabilidad de cada botella vendida; otro decide dividirse el margen con los importadores que sean capaces de vender sus botellas al más alto precio y, finalmente, y ante esta situación, algunos vignerons aumentan los precios de sus mejores cuvées –aparentemente a disgusto– para no ser los más baratos de la denominación y que la crítica y los clientes los prejuzguen como de inferior calidad. ¿Esta situación será sostenible en los próximos años? La cosecha 2022 ha sido muy generosa en la mayoría de las denominaciones, pero las transacciones de los vinos a granel por ahora no han bajado de precio, incluso algunos crus han experimentado un incremento. A pesar de esta situación, y debido a la calidad de la añada, recomendamos comprar. COMPRAR PREVENTA BOURGOGNE DESCARGA AQUÍ EL CATÁLOGO COMPLETO