La añada 2016 en el Château Rocheyron es ciertamente una de las añadas icónicas en la historia del Château.

Empezamos en 2010 con una idea clara: elaborar, gracias a la biodinámica, un vino a imagen y semejanza de los grandes vinos de los años 40 y 50.

Esta idea nos ha guiado durante la renovación de la bodega y en la aplicación de los preceptos de Rudolf Steiner en el viñedo. El resultado ha sido espectacular, permitiendo a los diferentes terruños expresarse de una forma muy precisa.

Todo estaba en su lugar, ¡solo esperábamos una añada de excelencia! Y 2016 es su expresión…

Un invierno rudo, una primavera húmeda, una floración que se pasó en perfectas condiciones a principios de junio bajo un tiempo soleado y luego un verano seco y muy cálido, caracterizan este clima contrastado entre el primer y el segundo semestre.

Gracias a los suelos de Rocheyron situados sobre el famoso altiplano calcáreo de Saint-Émilion, las importantes lluvias fueron absorbidas y almacenadas, ofreciendo a las bayas una alimentación hídrica regular sin estrés. En septiembre, las grandes amplitudes térmicas entre la noche y el día permitieron una fase de maduración lenta con uvas muy equilibradas.

El conjunto de criterios de maduración fue muy homogéneo (alcohol, acidez, polifenoles y perfecto estado sanitario) para empezar la vendimia con el merlot el 10, 11, y 12 de octubre y continuar con el cabernet el 18.

La madurez de los taninos es muy importante para un envejecimiento lento y estoy seguro que una crianza bien conducida ayudará a preservar la frescura aromática que deseamos.

Peter Sisseck,

Enólogo y copropietario del Château Rocheyron

[caption id="attachment_17248" align="aligncenter" width="800"] Peter Sisseck y Silvio Denz propietarios del Château Rocheyron[/caption]