Por Alberto Anaut

Hace veinticinco años nació la revista Matador. Se trataba de llevar adelante un sueño: hacer desde España una revista original, cuidada hasta la obsesión en todos los detalles, única. Escrita por artistas. Una revista que durara el tiempo de una generación. De la A a la Z. 28 años y solo 28 números.

Las páginas de una revista son como un gran tablero de juego en el que se pueden llevar a cabo todos los sueños y celebrar todas las batallas. Esa es la grandeza del papel, que nos permite movernos en un territorio físico, real. Soñar a partir de una realidad. Matador es un enorme campo de batalla en el que se pueden dirimir todas nuestras ideas; poner en marcha todos nuestros sueños.

¿Exagero? No creo. Una revista de papel –y quiero apelar a la profundidad del viejo papel, frente a la banalidad del mundo digital, que como la radio pasa por encima sin dejar huella– es capaz de convocar a miles de personas detrás de una idea, de un estilo, de un objetivo. Matador ha perseguido, desde su nacimiento, esta sensación de grupo; hemos buscado con lupa a nuestros lectores y cuando los hemos encontrado se ha sellado entre nosotros un contrato a fuego y sangre. Más allá de lo que se puede esperar de la propia revista.

La idea de Matador, la filosofía de Matador, no se acaba en las páginas de una revista; al contrario, empieza precisamente ahí. Apenas teníamos un año de vida y pusimos en marcha nuestro primer “satélite”. Queríamos hacer un vino cada año.

[caption id="attachment_25888" align="aligncenter" width="136"] Matador Chillida 1996[/caption]

El flechazo comenzó en 1996. Matador acababa de nacer y estábamos haciendo un Cuaderno de Artista muy personal con el gran Eduardo Chillida. Un día, cenando con Eduardo y con su mujer y compañera inseparable Pilar Belzunce en La Trainera, se lo dije: “Eduardo, nos gustaría hacer un vino con tu nombre”. Pensaba que Chillida, un artista aclamado en todo el mundo, podía tener algún recelo a la hora de ver su nombre en una etiqueta, pero fue todo lo contrario. Fernando Gutiérrez hizo una prueba y le encantó. Había nacido la Bodega Matador. Haríamos un vino cada año con una bodega y un artista diferentes, que se unieran al proyecto de Matador: “Destacar un vino especial y homenajear a un artista excepcional, bautizándolo con su nombre”. Ir un paso más allá de lo que había ido en 1945 el barón de Rothschild cuando empezó a encargar a grandes artistas que le hicieran las etiquetas de su vino.

Yo me ocuparía de elegir a los artistas. Pero necesitaba alguien sabio para seleccionar a los viticultores que cada año trabajaran con nosotros para crear un vino único. Nuestro primer curator fue Feliciano Fidalgo, un gran amigo y un hombre realmente extraordinario. Sofisticado, culto, valiente y extravagante. Feliciano estaba peleando por crear una cultura del vino en España y fue el encargado de pensar aquel vino Chillida, que puso en manos del Marqués de Griñón. Se hizo en Malpica y tenía un coupage inédito (cabernet, merlot y pinot noir), que luego se convertiría en un clásico de la casa. Carlos Falcó se entregó en cuerpo y alma a la causa y aquel Chillida 1995 fue una revelación. Hicimos 3.000 botellas que volaron y, en el viaje, contribuyeron a acrecentar el mito de la revista Matador.

[caption id="attachment_25864" align="aligncenter" width="126"] Matador Valdés 1997[/caption]

El segundo vino estuvo en las manos de Víctor de la Serna y lo firmó Manolo Valdés y para el tercero, llegó a Matador Telmo Rodríguez –que en aquellos tiempos paseaba ya fama de bodeguero rebelde– y nos conquistó con un vino de Remelluri que bautizamos con el nombre de Eduardo Arroyo. Celebramos las primeras botellas pidiéndole a Telmo que no se fuera y que capitaneara la Bodega Matador cada año, como así ha sido desde entonces.

[caption id="attachment_25862" align="aligncenter" width="118"] Matador Arroyo 1998[/caption]

Así han nacido vinos extraordinarios de Peter Sisseck, Álvaro Palacios, Mariano García o Álvaro Castro… con nombres de artistas tan importantes como Louise Bourgeois, Sol Lewitt, Miquel Barceló, Juan Muñoz, Sean Scully, Hernández Pijuan, Cristina Iglesias, Roni Horn… hasta llegar al que María José López de Heredia hizo desde Viña Tondonia bautizado por el artista francés (de ascendencia española) Philippe Parreno, que consiguió 100 puntos Parker.

[caption id="attachment_25865" align="aligncenter" width="254"] Matador Barceló 2010 (Magnum)[/caption]

La idea de Matador sigue viva. Y hace solamente media docena de años tuvimos ocasión de demostrarlo. Nuestra revista convocaba cada año a miles de lectores, de fieles lectores que esperaban con “fiebre” (como había vaticinado el gran René Burri él autor de esa famosísima foto del Che con un puro en los labios antes de que naciéramos), ¿Por qué no hacer un Club? ¿Por qué no llevar los lazos que se establecen entre la revista y los lectores mucho más lejos, lo más lejos posible?

[caption id="attachment_25880" align="aligncenter" width="129"] Matador Bourgeois 1998[/caption]

Así nació en 2013 la idea del Club Matador. Siguiendo el espíritu de la revista, buscamos un espacio único en Madrid, convocamos a cientos de personas a crear un ambiente personal, a trasladar la filosofía de cultura, de excelencia, de sentido de la vida, en un lugar físico. Levantamos la bandera de la tradición, de la modernidad, de la calidad y se unieron cientos de personas, miles ya.

El Club Matador es, como el vino Matador, la demostración de que los proyectos, si tienen calidad, no están sometidos a límites. Pueden ser lo que quieran. Cuando nació Matador en 1995 los caminos no estaban trazados. Los hemos ido poniendo en marcha convocando a todos los que han sentido la electricidad de la revista.

El último hijo de la Bodega Matador está recién nacido: Arturo de Miguel, desde Artuke, ha hecho un vino muy personal que lleva el nombre y la etiqueta del gran Chema Madoz. Esta misma semana se ha presentado en Madrid, en el Jardín Botánico de Madrid, en medio de una exposición con más de cincuenta imágenes del que es, probablemente, el fotógrafo español más original de su generación. Todo encaja. La cultura llama a la cultura.

[caption id="attachment_25863" align="aligncenter" width="181"] Matador Madoz[/caption]  

Alberto Anaut Periodista, editor y gestor cultural, Alberto Anaut ha sido el fundador y director de la revista Mercado, redactor jefe de El País Semanal, subdirector del diario El País y director de La Revista de El Mundo. En 1994 abandona el periodismo y funda La Fábrica, una empresa de gestión cultural que acaba de cumplir 20 años promoviendo la creación en diferentes áreas artísticas y poniendo en marcha nuevos medios y actividades culturales. Actualmente, es presidente de PHotoEspaña, festival internacional de fotografía y artes visuales, y director de la revista Matador que publica La Fábrica. También es fundador y presidente del Club Matador.