Víctor de la Serna, periodista y cronista de vinos en periódicos de gran difusión como El Mundo, es uno de los críticos vinícolas más reputados y de mayor peso en nuestro país. De pequeño vivió el vino y la gastronomía muy de cerca. Su padre Víctor fue el primer columnista vinícola en los años 60 y fundó la Academia Internacional del Vino. Trabajaba en Ginebra en las Naciones unidas y un buen día –cuando Víctor tenía 13 años– cogió el coche y se plantaron en la viña de la Romanée Conti. Quizás aquella experiencia mágica acabaría por marcar la trayectoria profesional de Víctor.
Finca Sandoval es su proyecto personal. Iniciado en 1998, nace en las casi diez hectáreas de syrah que tienen en el corazón de Manchuela, en la provincia de Cuenca. Se plantaron según una idea formada a lo largo de 30 años de continuo conocimiento del terreno. Las plantaciones se hicieron a partir de una selección clonal de syrah, de un vivero asociado al prestigioso Château de Beaucastel en Châteauneuf-du-Pape (Francia). La bodega tiene una capacidad de elaboración de 70.000 litros, 200 barricas de roble y un sistema de climatización para la nave de crianza y la zona de guarda de botellas. Elabora microcuvées de variedades autóctonas procedentes de viñas viejas de la zona y experimenta con una pequeña parcela cultivada con la variedad portuguesa touriga nacional. La vendimia se realiza a mano en cajas pequeñas de 12 a 15 kilos. Las cuatro parcelas identificadas con cuatro tipos de terruños diferentes se vinifican por separado. Se fermenta en pequeños depósitos abiertos de 5.000 litros y hunden el sombrero muy a menudo. Previamente hacen largas maceraciones en frío y después el vino realiza toda la fermentación maloláctica en barrica. No filtran ni clarifican los vinos antes del embotellado. La primera añada comercializada es la 2001.