Root

Las primeras referencias de producción de vino tokaji en Hungría son de pequeños productores y se remontan al año 1241. Junto con los vinos de Sauternes están considerados los más longevos del mundo. Las invasiones turcas, a partir del siglo XVI, dieron lugar a una extraña situación: alrededor del año 1610, los Rákóczi, importantes en el sector vinícola de la época, decidieron retrasar la vendimia hasta el invierno por miedo a nuevos ataques turcos.

Fue entonces cuando la podredumbre noble, Botrytis cinerea, invadió la viña. Así fue como empezó la tradición de las vendimias tardías, que han hecho de Tokaj, la zona más prestigiosa del mundo de este tipo de vinos licorosos.

Los viñedos fueron devastados, como en toda Europa, por la filoxera, aquí entre el 1885 y 1890. Aunque hubo intentos de replantación, no fue hasta años antes de la Segunda Guerra Mundial, que la zona tuvo un breve renacimiento. Los esfuerzos reunidos en los últimos 10 años han permitido recuperar una zona con tanta tradición y historia vitivinícola.

Jean-Michel Arcaude, antiguo enólogo de Château Pajzos y Château Megyer, dirige Château Dereszla, propiedad de la familia Aulan (Château Sansonnet – Saint-Émilion, Bodegas Alta Vista – Mendoza, ...) desde el 1999. La exclusividad de los vinos es el resultado de una combinación entre pasión, tradición y la inestimable experiencia vinícola francesa de Jean-Michel.

Disponen de 35 hectáreas de remarcada calidad y excelente ubicación, en suaves laderas con inmejorables microclimas, repartidas en diferentes parcelas: Lapis, Aranyfürt, Dereszla, Henye y Zsadàny, todas ellas situadas entre los 150 y 250 metros de altitud, expuestas al Sur. Los ríos Bodrog y Tisza moderan los veranos tórridos y favorecen la aparición de nieblas matutinas que permiten las condiciones óptimas de desarrollo de la podredumbre noble (Botrytis cinerea).

Al Norte, los viñedos están protegidos por los Cárpatos y las montañas Semplen. Al Sur, los vientos del llano húngaro con corrientes templadas aportan las condiciones necesarias para la proliferación de la Botrytis o de la desecación de la uva. La gran diferencia de temperaturas, entre el día y la noche, aportan a los vinos un balance incomparable de riqueza y frescor. Las variedades cultivadas son las tradicionales furmint, muskotály (moscatell ottonel) y hárslevelü. La furmint, mayoritaria con un 75% de la superficie, es de maduración tardía, acidez alta y racimos compactos. El muskotály es el minoritario y muy aromática. La hárslevelü aporta aromas de notas especiadas. Las bayas van perdiendo agua y, en contrapartida, se van concentrando sustancias aromáticas y azúcar que contribuirán, más tarde, en la riqueza y el buquet inimitable de los famosos vinos licorosos aszú o afectados con podredumbre noble o desecados.

La vendimia y la selección de las bayas afectadas con botrytis se realiza a mano. Las vinificaciones son meticulosas y el envejecimiento en barrica para el aszú es de, como mínimo, tres años. El vino embotellado se guarda en la histórica bodega a 12 metros bajo tierra, donde la humedad, los 10ºC constantes de temperatura y el aire purificado por la presencia de un hongo (Cladosporium cellare) que recubre las paredes, garantizan unas perfectas condiciones de evolución en barrica y en botella de estos magníficos y exclusivos caldos. Los vinos aszú se clasifican en función de una medida llamada puttonyo. Cada puttonyo equivale a 25 kg de granos de uva aszú, con una gran concentración de azúcar (más de 250 g/l). Los puttonyos se ensamblan con el vino blanco elaborado de forma tradicional (seco) con unas proporciones determinadas, de manera que, para obtener un 3 puttonyos, se ensamblan 3 puttonyos aszú (75 kg) con 136 litros de vino. Hay tokaji de 3 a 6 puttonyos, existiendo también el eszencia que es mosto de uva aszú fermentado durante 3 años.

Wines from the cellar

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