La familia Guitian, con la ayuda técnica de José Hidalgo (Dr. Ingeniero Agrónomo y Enólogo) y Ana Martín (Enóloga de Traslanzas, Itsas Mendi, Castillo de Cuzcurrita, El Gaitero y Ribas del Cúa), fueron los primeros en situar la denominación de origen Valdeorras en el mapa y en dar nombre a la variedad godello, con unos de los vinos blancos de mayor prestigio del país. En 1985 seleccionaron la finca La Tapada, situada a 550 metros de altitud sobre el nivel del mar, y la plantaron con un clon muy específico de godello para obtener la máxima calidad. La finca se caracteriza por tres bloques de terreno diferenciados que imprimen su personalidad sobre las uvas: una pequeña parcela donde se desarrolla la botrytis -con estos racimos se elabora el Guitian fermentado en barrica-, el otro bloque situado en la zona con más desnivel -es menos productivo y da racimos de más grado y sin botrytis- y el tercer bloque, que está situado en la parte más baja y fértil de la finca, y que da uvas más perfumadas y de menor grado. El desnivel de la finca varía del 10 al 15% y está orientada al sur. El suelo se caracteriza por una composición dominante de pizarra en diferentes estados de descomposición. Es un terreno poco profundo, con una estructura que permite un buen drenaje, de textura arcillo-limosa, ligeramente ácido y la materia orgánica es la justa para una perfecta nutrición y adaptación de la planta. Las pizarras tienen un importante efecto refractario de luz y calor sobre el racimo, que junto a la excelente orientación de la parcela -que disfruta de una inmejorable exposición al sol- asegura y facilita una perfecta maduración. Además tiene una eficiente protección frente a los vientos fríos del norte que retrasan la madurez del racimo ofreciendo como resultado final unas magníficas vendimias.
El microclima específico de La Tapada está marcado por la influencia del Océano Atlántico, con pequeñas combinaciones de aspectos continentales. Su ubicación estratégica la diferencia claramente del resto de la zona que posee un clima extremo que generalmente presenta dificultades para el cultivo óptimo de la vid. La temperatura media anual es de 12ºC, con máximas y mínimas de 33º y de -5ºC, respectivamente. Los veranos suelen ser bastante secos y soleados, acumulando un total de 2.800 horas de sol al año, lo que facilita que los racimos puedan madurar adecuadamente. Las lluvias oscilan entre 850 y 1.000 mm, concentrándose principalmente entre los meses de mayo y septiembre. Sin lugar a dudas la finca disfruta de un singular y específico microclima, responsable, juntamente con las características geográficas y topográficas de la finca, del carácter de los vinos obtenidos. El viñedo está cultivado en una densidad de 3.100 cepas/ha, conducidas en espalderas altas y con el sistema de poda guyot doble que favorece la optimización y comportamiento de la cepa con producciones que oscilan, según la cosecha, entre los 2,6 y los 3,9 kg. El abono del suelo es orgánico -materia vegetal- y los tratamientos fitosanitarios son los imprescindibles y necesarios para evitar las plagas que pueden perjudicar la calidad final del vino.
La bodega se construyó a principios de la década de los 90, pensada y diseñada según la ubicación de la viña, la variedad de uva y su carácter. En 1992 vinificaron la primera cosecha. Pocas bodegas logran mantener sus vinos añada tras añada entre los más destacados y reconocidos por la crítica especializada. Sus godellos transmiten el carácter de un terruño definido por la climatología de cada añada.