Añada 2021 en Gratallops (Priorat) por Álvaro Palacios
La estrella de un año para la historia
Las primeras semanas de 2021 se recordarán por un nombre propio: Filomena. Así bautizaron los servicios meteorológicos internacionales el gran temporal de frío y nieve que afectó a buena parte de la Península Ibérica. Su irrupción fue arrolladora y por doquier dejó imágenes de paisajes blancos. En nuestras viñas del Priorat, la precipitación de nieve empezó el 9 de enero y en tres días se acumularon más de 50 cm. Durante casi una semana, las temperaturas se desplomaron.
El tiempo nos sigue sorprendiendo con fenómenos inesperados y contradictorios, y tras el paso helador de Filomena el cambio meteorológico fue notable. Para principios de enero registrábamos ya unas temperaturas medias cercanas a 15 grados. Las cepas habían disfrutado de la nieve, pero ahora se enfrentaban a la sequía. Y es que entre finales de noviembre de 2020 y mediados abril de 2021, las lluvias fueron de una dramática escasez: ¡apenas 30 litros en cinco meses!
El climograma normal en Gratallops suele marcar un final de invierno y una primavera húmedos. Este 2021, en cambio, la aridez impuso su rigor. Sin embargo, en el componente térmico, el tiempo se mantenía fresco y las noches, frías; hasta mediados de mayo, las medias no empezaron a subir con ganas.
Sin lluvias, la sedienta tierra de llicorella no mostraba el tempero adecuado para el laboreo. La saó –como decimos en el rústico catalán de la comarca prioratina– se resistía, pero en mayo pudimos entrar a arar la mayoría de las fincas. La falta de agua reclamó una atención especial a la labranza, semana a semana, hasta el inicio de un verano que resultó de una frescura inesperada
Dulce verano de garbinada
Temperaturas muy contenidas, medias diarias que casi ningún día superaron los 25 grados, noches frescas, de agradable sueño, como los veranos antiguos. Y máximas que muchos días se quedaron por debajo de 30 grados… ¡incluso en el cenit del verano mediterráneo!
Qué maravillosamente amable fue la estación del calor en este 2021 de tiempo extraño y suave. La brisa del mar cercano, esa garbinada que otros años es la única y aún débil protección frente a los tórridos rigores, tuvo una presencia permanente, contribuyendo sin duda a la moderación del ambiente. Y del cielo cayeron aguas escasas pero justas, en todo punto normales en la etapa estival.
Seco, suave, de luz contrastada. Verano de delicias sin fin, en el que las vides escasas de vegetación y frondosidad ralentizaban el avance de la maduración. En la tierra falta de agua, las energías telúricas se agazaparon y todo parecía mantenerse en la espera. El aire era dócil, los suelos reclamaban más fuerza al sol, las viejas vides de garnacha lo asumían todo con una flema de décadas.
A finales de agosto la lluvia vino a complicar algo la situación. Aparecieron algunos focos de botrytis que nos obligaron a extremar el trabajo en el campo. Pero el principal efecto de esas precipitaciones estribó en la aún mayor disparidad observada entre la madurez de la pulpa y el grado, que permanecía muy bajo. ¿Hacia dónde se resolvería tal contradicción?
Observando las pequeñas uvas
En las cepas, una cantidad de racimos como nunca vista esperaba paciente. Desde luego, con más aplomo que el de todos nosotros, los viticultores, a quienes las exigencias de la racionalidad y la planificación pueden llegar a nublar la necesaria resiliencia frente a las condiciones de la naturaleza.
Toda aquella multitud de racimos cobijaba uvas pequeñas, concentradas, como reticentes a crecer: la ausencia de calor fuerte retraía su evolución, pero, aún no lo sabíamos, alumbraba en su interior una misteriosa frescura. Y nosotros observábamos sin cesar el desarrollo de la fruta y del tiempo. Decidir la recolección requirió, este 2021, determinación y confianza.
La madurez se nos podía ir, mientras el grado no crecía. ¡Qué situación tensa sin igual!
Finalmente adelantamos el momento al 6 de septiembre, fecha oficial de inicio de una vendimia desarrollada con la misma tónica de todo el ciclo: temperaturas agradables y lluvias escasas, exceptuando algunos días puntuales de ese mismo septiembre.
Terminamos de cosechar las viñas más umbrías y altas, entre ellas L’Ermita, la semana del 11 de octubre.
Vinos de don y estrella
Toda una añada tan fresca, moderada y árida y, por todo, tan insólita, vibra en los vinos mágicos de este 2021. Redondos y sutiles, brillantes muestras de la precisión y la valentía de las vides madres en el tiempo de la sobriedad. Son vinos de emoción sutil, vinos con estrella.
Su riqueza es de otro mundo. Ajena a apariencias, de una profundidad que magnetiza y atrapa. Generosidad trascendente, no habrá límites para su persistencia, nacida de unas gracias antiguas, casi olvidadas, que el cielo nos ha concedido para respiro y expresión de nuestras sabias cepas.
Datos relevantes Precipitación anual: 449 litros Temperatura media: 15,50ºC Humedad relativa media anual: 65,59% Brotación: a partir del 18 de marzo Floración: a partir del 19 de mayo Envero: a partir del 20 de julio
Fechas de vendimias Gratallops Vi de Vila: del 16 de septiembre al 18 de octubre Finca Dofí: del 8 septiembre al 14 octubre La Baixada: 7 de octubre Les Aubaguetes: 4 de octubre L’Ermita: 13 de octubre
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