Lost Vignerons
Por Ignacio Villalgordo
Siempre dicen que a mí solo me gustan los vinos de bodegueros que ya han fallecido o que no hacen vino. Hace unos días me sugirieron hacer un artículo en el blog para repasar alguno de mis favoritos, y aquí lo tienen.
Lost Vignerons fue el título de una cata que dio Luis Gutiérrez en Monvínic en 2012, en la que bebimos alguno de nuestros productores favoritos. Algunos de ellos desgraciadamente fallecidos, alguno que se ha retirado y unos pocos que siguen haciendo las pocas botellas que la legislación francesa les permite tras su jubilación. Para el título del artículo me he permitido la licencia de rescatar el nombre de la cata.
Todos los bodegueros que menciono tienen en común varios factores: son guardianes de la tradición, son pequeños productores artesanales alejados de prácticas modernas. Son viticultores y sus vidas se han centrado en el viñedo. Sus vinos son también muy buscados. Verdaderos unicornios, de los que no se encuentran (literalmente) botellas, y que las pocas que existen en circulación comandan precios astronómicos.
Henri Jayer
Si existe el paradigma de Lost Vigneron, ese es Henri Jayer. Henri nos dejó en septiembre de 2006, a los 84 años, después de una vida dedicada al vino. Para él solo había un secreto para elaborar un gran Borgoña: producir fruta de la mejor calidad que expresar el terruño del que provenía; y hacer lo mínimo posible en la bodega para no enmascarar lo que la naturaleza había creado.
Henri Jayer revolucionó la manera de hacer los vinos en borgoña. Lo primero, a través de una selección draconiana de la fruta, limitando los rendimientos de la viña. Siempre hablaba de la importancia de tratar un vino de la manera más grácil a lo largo de su crianza. También era partidario del uso del 100% de madera nueva, quizás su única concesión a la modernidad en la elaboración de vinos.
Por lo demás, la aproximación era sencilla. 100% despalillado; fermentaciones entre 15 y 20 días; crianza en barrica nueva durante 18 meses; dos trasiegos, uno después de la maloláctica y uno antes del clarificado con claras de huevo, y embotellado directamente de la barrica sin filtración.
Produjo vinos de todas las clases dentro de la jerarquía borgoñona, desde un Bourgogne Passetoutgrains hasta los Grand Cru Echézeaux y Richebourg. A pesar de tener dos Grand Cru, su vino más famoso es el Vosne-Romanée 1er Cru Cros Parantoux, uno de los viñedos más pequeños de Borgoña. En los años 50, Henri llevó a cabo la compra de pequeñas parcelas abandonadas en el viñedo, dejando la propiedad en tan solo dos manos, las de Meo Camuzet (con el que mantuvo un acuerdo de métayage) y las suyas. Fue replantando la viña de este viñedo situado justo por encima de Richebourg. En el año 1978, cuando él creyó que la viña ya estaba lista para embotellarse por separado, empezó a comercializarlo. Una botella de Cros Parantoux 1989 que Dirk Niepoort abrió a ciegas en enero de 2019 es probablemente uno de los mejores vinos que yo he tenido la suerte de probar.
Henri Jayer se retiró en el año 1996, dejando sus viñas a su sobrino Emmanuel Rouget. Continuó haciendo las pocas botellas que la legislación francesa le permitía hasta su jubilación definitiva después de la añada 2001. Probar una de sus botellas es probar la historia de Borgoña. Es una tarea complicada por el precio que comandan y por lo difícil que es encontrar botellas genuinas.
Marius Gentaz
Marius Gentaz es, probablemente, el viticultor por excelencia de Côte-Rôtie, la colina quemada de Ampuis, y probablemente el que más ha inspirado a las nuevas generaciones de vignerons en el norte del Ródano.
Cuando Marius empezó a hacer vino, justo después de la Segunda Guerra Mundial, era más rentable cultivar albaricoques que viña. Las colinas escarpadas de Côte-Rôtie eran muy difíciles de trabajar, y el vino se vendía por unos pocos francos a los bistrots y brasseries locales. Marius se casó con un miembro de la familia Dervieux, poseedora de múltiples viñas en los alrededores de Ampuis y aprendió de su suegro.
Cuando se retiró en el año 1993, su aproximación a la viticultura era una rara avis en Ampuis. En estos años, los vinos estructurados, con uso de madera nueva, de Guigal, eran los que estaban de moda en la zona y casi nadie quería elaborar los vinos de manera tradicional. Su aproximación era sencilla. 1,2 hectáreas de viñedo situado en la Cote Brune, viñas de la variedad Sérine, labradas a mano toda la vida por Marcel. Viñas viejas, sin despalillar, fermentados en cemento, con maduraciones que raramente pasaban de los 12,5º de alcohol, sin madera nueva, austeros y hechos para guardar.
Las botellas que hemos tenido la suerte de beber han alternado algunos de los mejores syrah que hemos probado jamás: su 1989 y su 1983 están en el podio con el Cuveé Cathelin de 1991 de Chave o el Jaboulet La Chapelle 1964. Sin embargo, hemos tomado también botellas con corchos infames. Las últimas dos botellas del 1988 que hemos abierto han salido malas, lo cual es un riesgo en vinos que ya cotizan por encima de los 2.000 euros.

Giovannini Moresco
Desde 1967 a 1979, Enrico Giovannini Moresco hizo alguno de los mejores Barbarescos en su pequeño viñedo de Pajoré, una de las mejores viñas del pueblo de Treiso.
La historia de Moresco no es la típica realidad campesina del Piamonte, en la que la tierra ha sido preservada y cultivada por generaciones. De buena familia genovesa, y a través de una pasión por la comida y el vino, Enrico aterriza en Langhe. Se casa con Estelia Ferrero y así tuvo la oportunidad de comenzar a trabajar en las 3 hectáreas en el espléndido cru Pajoré, comprado por su suegro.
Construyó una casa con una bodega contigua y comenzó a producir Barbaresco a partir de los viñedos ubicados cerca de la granja, desde la cosecha de 1967, dando vida a algunos de los mejores vinos producidos en la zona en esos años. Al ser un gran entendido, tenía una idea clara de lo que quería que fueran sus vinos. Los vinos de Enrico son potentes, carnosos. La razón es que cogía la uva muy tarde, esperando a que estuvieran en perfecto estado de madurez, limitando los rendimientos a través de una poda severa. Algo que no se entendía en aquellos tiempos, pero que se adoptó más adelante en el Piamonte.
Las pocas botellas que se han conservado ofrecen un testimonio extraordinario de lo que fue la combinación perfecta entre un gran viñedo y un intérprete de sensibilidad poco común. En el año 1980, Enrico vendió su viñedo a Gaja.
Charles Joguet
Los vinos de Chinon, en el Loira, han sido reverenciados desde el siglo XIX. Sin embargo, la fama de la región se debe en parte al legado de un icono moderno, Charles Joguet. Charles era un pintor y escultor bohemio con floreciente carrera en la venta de arte en París y tuvo que hacerse cargo del Domaine familiar en 1957. Pronto empezó a darse cuenta de que el futuro no era seguir vendiendo uvas a los négociants.
La familia Joguet tenía uno de los mejores viñedos situados entre los ríos Viena y Loira, en las afueras del pueblo de Chinon. Charles era un defensor del terroir y creía en la vinificación de cada uno de los pagos por separado. Las orientaciones de los viñedos, su edad, los suelos, variaban significativamente de una viña a otra. Cada terruño también necesitaba un enfoque distinto, una vinificación distinta.
De sus 6 hectáreas de viñedos de Cabernet Franc producía un par de vinos para consumir jóvenes, su Village Cuvée Terroir y Les Petites Roches, el Premier Cru Les Varennes du Grand Clos y los mejores viñedos, sus Grand Cru Clos du Chêne Vert y Clos de la Dioterie.
En 1985, vendió una parte de su negocio a su contable, Jacques Genet, con el que enseguida empezó a tener disputas por la gestión del Domaine. Se retiró en el año 1997 después de su cuadragésima cosecha. Ahora, los vinos los elabora Anne-Charlotte, la hija de Genet.
La pureza de la fruta, la elegancia de los vinos, la expresión de los viñedos y terroirs, y esa textura tan seductiva, hacen que los vinos de Joguet no tengan rival en el Loira.
René Engel
René Engel fue una de las grandes personalidades de Borgoña. Uno de los fundadores de la Confrérie des Chevaliers du Tastevin, una fraternidad bacanal de entusiastas de los vinos de Borgoña. René vivió hasta los 94 años y murió en el año 1986, aunque por motivos de salud llevaba tiempo retirado. Su hijo Pierre había muerto cinco años antes, fruto de una larga enfermedad.
En 1981, su testigo lo cogió su nieto, Philippe. Cuando Philippe llegó a la bodega se la encontró muy abandonada, tanto en la viña como en el Domaine. Viñas muertas, que no habían sido reemplazadas, el suelo estaba contaminado con potasio y nitrógeno, los foudres y barricas en un estado lamentable.
Poco a poco, Philippe fue reconstruyendo la bodega, y mejorando los vinos con el paso del tiempo. Se formó en el Liceo de Viticultura de Beaune y su enfoque a los vinos era poco intervencionista. Dejar los vinos que fermentaran a temperatura sin controlar, muchas veces subiendo a 36ºC, despalillado, fermentación durante 21 días, sin remontado. Usaba un 30% de madera nueva. Le hubiera gustado una mayor proporción, pero el coste de las barricas nuevas no le dejaba. Criaba los vinos durante 18 meses, con sus lías y embotellaba con el mínimo de sulfuroso.
Hacía vinos de 6 hectáreas de viñedo, la mayoría en Vosne-Romanée, y tenía una de las mejores parcelas del Clos de Vougeot. El resto de sus vinos son un Village de Vosne-Romanée, el Premier Cru Les Brulees y media hectárea de cada de Echezeaux y Grands Echezeaux.
Los vinos de Engel eran musculosos en su juventud, desarrollando una elegancia con el paso en botella. Desgraciadamente, en 2005, Philippe murió mientras navegaba por el Pacífico. El Domaine fue vendido por su mujer a François Pinault, propietario del Château Latour en Burdeos, que cambió el nombre al de Domaine de Eugenie.
Jacky Truchot
La primera vez que oímos hablar del Domaine Jacky Truchot (y muchos de los productores en este artículo) fue a través de la magnífica publicación de John Gilman, View from the Cellar, quizá la mejor newsletter de vinos a nivel global. En ella hablaba de los vinos de Jacky Truchot como una anormalidad, ya que apenas eran conocidos para el gran público. Añadía que los vinos eran tradicionales, profundos, expresando los distintos terroir de Borgoña, sin uso de madera. ¡Teníamos que probarlos!
Jacky Truchot comenzó su andadura en los años 50, asistiendo a su primo en el Domaine Henri Mauffré. Poco después, en 1961, después de participar en la guerra de Argelia, empezó a trabajar a tiempo completo en la pequeña bodega de Morey-Saint-Denis. Pronto sus habilidades para hacer vino empezaron a ser patentes y el Domaine empezó a embotellar sus vinos en vez de venderlos a négociants. En 1973 se empezó a planificar el traspaso de la bodega, cambiando el nombre al de Mauffré-Truchot. Jacky finalmente heredó en 1980, convirtiéndose en el Domaine Truchot Martin.
Tenía viñas en Gevrey, Morey y Chambolle; y hacía dos Grand Crus, Charmes-Chambertin y Clos de la Roche. Su buque insignia era el Clos Sorbé, donde tenía 3,3 hectáreas una viña situada cerca del pueblo de Morey, a las faldas del Clos Saint-Denis y Clos de Lambrays. En cuanto a los vinos, como hemos dicho anteriormente, son ultratradicionales. Vinos despalillados, con levaduras autóctonas, casi nada de madera nueva, poco cubiertos de color. Vinos rústicos que ganan y se redondean con el tiempo en botella, y que jóvenes podían resultar complicados.
Toda su carrera Jacky fue, primero, un viñador, y segundo, un bodeguero. Según Christophe Roumier, si había alguien en las viñas antes que él, se enfadaba, y al día siguiente madrugaba más. Quizá este amor por la viña fue lo que hizo que Jacky se jubilara en el año 2005, ya que no era capaz de atender las viñas con la pasión que le caracterizaba. Vendió sus viñas al négociant David Duband, aunque siguió haciendo una pequeña cantidad de Clos Sorbé hasta 2010. Después de su retirada, sus vinos comenzaron a ser más buscados. Los vinos, antaño difíciles de encontrar (mucha de la producción se iba a EE. UU) ahora comandan precios estratosféricos, algunas veces acercándose a los de Jayer.
Nöel Verset
Verset es probablemente mi productor favorito de Cornas. Nacido en 1919, empezó a producir vino en el año 1931, a una edad muy temprana, trabajando con su padre. En el año 1942 se hace cargo del Domaine, en el que elabora vino hasta el año 2001.
Los viñedos de Noël estaban en algunos de los mejores parajes de Cornas: Les Chaillots, Reynard, y Les Sabarottes. Decía que las viñas buenas de Cornas estaban en los coteaux (laderas) y que las plantaciones en la planicie no daban una fruta de la misma calidad. También era favorable a las selecciones masales y a la alta densidad de plantas (hasta 10.000 plantas por hectárea). Con viñas muy viejas (Sabarottes fue plantada en 1903), hacía un vino mezcla de distintas parcelas, con rendimientos minúsculos y vendimia tardía. Seguía la tradición de Cornas: 100% raspón, pisado a pie en cubas de cemento abiertas, 12-15 días de fermentación a 30ºC y crianza de 18 meses en fudres antiguos de 600 litros y embotellado sin filtrar.
Como decía Kermit Lynch en su magnífico libro Adventures on the Wine Route, en Cornas había dos titanes. Auguste Clape, quien era el mejor bodeguero de la región y Noël Verset, quien tenía las mejores viñas.
A finales de los 90, empezó su retirada. Vendió el viñedo de Reynard a Thierry Allemand y Les Sabarottes a Clape. Continuó haciendo hasta 2001 una pequeña cantidad de vino y, después, dejó la bodega en manos de su sobrino Alain Verset. Noël murió en 2015.
Marcel Juge
Conocimos a Marcel a principios del 2016 en una de las excursiones que realizamos un grupo de amigos al Ródano, con motivo de La Feria de Vino de Ampuis.
Entramos a su casa, que también es su bodega. Una casa austera, en la Plaza del Mercado del pueblo de Cornas. En la puerta hay un simple cartel que reza Marcel Juge, del que se han caído las letras pegadas en celo con su nombre.
En aquel entonces, Marcel era un hombre mayor, con un aspecto de fragilidad, fruto de varios infartos en los últimos años. Habla con pena de las condiciones de la jubilación en Francia. Con parsimonia, bajamos a la bodega, con las paredes llenas de hongos, donde vemos unos pocas barricas y algunos toneles de vino donde guarda sus últimas tres cosechas: 2013, 2014 y 2015. Nos confiesa que, después del 2015, no tiene ya fuerzas para continuar labrando la viña y que ésta será su última añada.
Marcel tenía un enfoque hacia la viticultura tradicional. Racimos enteros, pisados a pie, levaduras autóctonas, sin uso de herbicidas y con el máximo cuidado de la viña. Los vinos son puros y elegantes. Un estilo más borgoñón, alejado de la rusticidad de algunos vinos de Cornas. Producía tres vinos de Cornas: Pied de Coteaux, Coteaux y Sélection des Coteaux. Como la legislación francesa no le permitía poner en la etiqueta estas indicaciones, las botellas de Coteaux y Sélection llevan las letras C y SC. También producía un blanco en Saint Peray, de un viñedo con 0,35 hectáreas, del que probamos una botella del 91 de la bodega de Marcel. Un blanco mineral, largo, preciso, del que nunca hemos visto otra botella.
Marcel nos dejó en agosto del 2019.

Raymond Trollat
Trollat vive con su mujer Ginette en el pequeño pueblo de Saint-Jean-de-Muzols, pegados a las viñas que, desde mediados de los años 50 hasta su retirada en 2005, ha estado cuidando.
Raymond, que estudió en el colegio junto a Gérard Chave, seguía una aproximación al vino totalmente tradicional. En su bodega no existe rastro de tecnología. Su secreto, la simplicidad. Trabajo en la viña, fruta sin despalillar, pisado ligero del sombrero en viejos lagares de madera y cemento. Dejar que la viña se exprese. Aprendió de su padre en la tierra y no tuvo formación técnica en la elaboración de vino.
Las 10.000 botellas que producía son vinos rústicos y potentes, pero con el tiempo se redondean y se hacen más elegantes. Los blancos envejecen extraordinariamente, con notas de tila e hinojo. Recuerdo un 1990 como uno de los mejores vinos blancos que hayamos probado. Es un firme defensor de las viñas viejas, que daban a los vinos más personalidad. En nuestra visita nos comentó que la gente prefiere viñas jóvenes con más vigor, lo que en su opinión es un error. Las viñas viejas son más difíciles, requieren más atención, pero dan a los vinos más personalidad, concluye. La mayoría de sus viñas se plantaron en la época de su abuelo, en 1918, y algunas en 1945 y 1956.
Vendió la mitad de sus viñas a los hermanos Gonon, de las que hacen la cuvée Vieilles Vignes y el Chasselas, que no está sujeto a denominación. El resto se las vendió a Desestret y Darnaud. Como nos dijo durante su visita, estaba muy contento con los hermanos Gonon, pero menos con los Destretet, ya que no cuidan sus adoradas viñas de la misma manera. Un paseo por la viña confirma las palabras de Raymond y se ve claramente la diferencia en viticultura entre los dos nuevos propietarios.
Raymond, de 91 años, sigue viviendo con su mujer Ginette en su casa de las montañas de Tornon, rodeado de sus amadas viñas.

Edmond Vatan
Edmond Vatan nació en el pueblo de Chavignol en el año 1929 y es la decimotercera generación de Vatan haciendo vinos en el pueblo de Sancerre. Comenzó elaborando vino en el año 1959. Los vinos de Vatan son ligeros y etéreos, desarrollando matices complejos con la edad. Una manera de entender la Sauvignon Blanc, alejada de los parámetros de vino sencillo, con levaduras seleccionadas, al que estamos acostumbrados. Son vinos austeros, minerales. Que saben a piedra, que diría Luis Gutiérrez.
Las viñas de Vatan están situadas en el Clos de la Neore, un viñedo de una hectárea situado en la parte baja de la colina Les Mont Damnés (las colinas malditas), quizá el mejor viñedo de Sancerre. Suelos de tiza blanca que confieren a los vinos esa mineralidad tan marcada. Las viñas datan de principio de los años 60.
Los vinos son muy tradicionales. Criaba el vino mitad en fudres de 600 litros y mitad en acero. La edad de los fudres es incierta, ya que admite que algunos llevan allí desde los tiempos de su padre. Al mirar en el interior de estos fudres, uno ve que están totalmente cubiertos de cristales, con lo que el efecto de la madera es prácticamente imperceptible. Trasiega los vinos desde los tanques de acero en la primera luna nueva de enero y mueve el vino de la madera a los tanques hasta que se embotellan en mayo. Siempre vendimia muy tarde, entre mediados y finales de octubre, también de acuerdo con el ciclo lunar.
En 2002, Edmond Vatan empezó una vida de semi retiro, vendiendo la mayor parte de sus viñas a Humbert, un négociant local; quedándose algunas viñas de las cuales sigue haciendo unos pocos miles de botellas. A partir del 2008, cuenta con la ayuda de su hija Anne, casada con Nadi Foucault de Clos Rougeard.
Además de su conocido blanco, elaboraba unas pocas botellas de Pinot Noir. Un vino delicado y fragante, sencillo en su concepción y elaboración, y del que sólo hemos podido probar una botella. Un verdadero unicornio.
Jean-Louis Grippat
Aunque Jean-Louis tenía hectárea y media en Hermitage, era más conocido por sus Saint Josephs, especialmente por su cuvée de las Viñas del Hospicio, media hectárea de vino de laderas vertiginosas en la ciudad de Tournon, al otro lado del río de la ciudad de Tain l’Hermitage.
Jean-Louis empezó en 1950, cuando cogió las riendas de la bodega de su abuela. Tenía 16 años. Unos años después, al volver de la escuela de enología y del servicio militar, se encontró la bodega destrozada. En 1968 el négociant al que vendía sus vinos a granel, canceló su contrato. Justo antes de la cosecha, se encontró que no tenía a quien venderle su vino. No consiguió comprador, pero Jaboulet accedió a dejarle algunas barricas viejas para poder elaborar su vino.
Hacía seis vinos. Sus dos Hermitage sufren en comparación con otros vinos de la zona, ya que no tiene la capacidad de mezclar distintas parcelas. La razón es que Jean-Louis tenía viñas en Les Murets, un climat de Hermitage con arena y arcilla, que normalmente da vinos maduros y redondos.
En cambio, sus Saint Josephs es donde logra vinos de verdadera clase mundial, especialmente el tinto que procede de la media hectárea del Hospicio. Las viñas están en la mejor zona de la appelation, en las colinas graníticas y escarpadas de Tournon que producen vinos minerales y complejos. Hace dos tintos y un blanco, de 100% marsanne. En algunas cosechas, hacía medio centenar de botellas de vin de paille, para el consumo familiar.
Los vinos de Jean-Louis son rústicos y minerales, hechos para envejecer. Racimos enteros, barricas en su mayoría viejas. Hizo un experimento con barrica nueva para el tinto del Hospicio, pero no le gustó cómo afectó a los vinos.
En el año 2001, Jean-Louis vende su bodega a Guigal, quien embotella ahora las viñas de Grippat en su Saint Joseph, Leu Dit Saint Joseph y los Hermitage Ex-Voto.

Camille Loye
Camille Loye era uno de los productores legendarios de la vieja escuela en el Jura. Situado en Arbois, Loye tan solo embotellaba los vinos en los años que creía que tenían una calidad buena, vendiendo la cosecha entera en los años en que la calidad no le gustaba.
Empezó haciendo vinos en el año 1958, para su propio consumo, continuando su involucración en la cooperativa local, la Fruitière Vinicole d'Arbois. De sus 6 hectáreas de viñedo, producía dos blancos de chardonnay de la viña Saint Paul y de la Tour de Curon, probablemente de las mejores del Jura, con el que hacía vinos ligeros, especiados, minerales, eternos. También producía tintos de Trousseau con un poco de Poulsard, el Cuveé St. Paul, que, aunque son vinos de gran pureza, no alcanzan el nivel de los blancos.
Sus métodos eran tradicionales. Trabajador incansable en la viña, rendimientos muy bajos, vendimia verde y selección draconiana en la vendimia. Todo lo que no le parecía digno de vinificar, lo vendía a la cooperativa.
Camille se retiró después del año 1990. Las viñas fueron vendidas a la familia Tissot.
Agustín Blázquez
Agustín Blázquez y Blázquez nació en Antequera en 1826. A través de su matrimonio con la familia de Paul y Picardo, y sus relaciones sociales, entró en el negocio del vino. La familia política tenía la bodega Paul & Dastis. Agustín, como buen hombre de negocios, siguió comprando viña e incrementando la producción. En 1881 su mujer Servanda murió, dejando la bodega en herencia a Agustín, quien murió en el año 1886.
Su legado lo cogió su hijo Manuel, quien cambió el nombre a la bodega a Hijos de Agustín Blázquez. La bodega continuó operando hasta el año 1972, cuando fue adquirida por 500 millones de pesetas por Pedro Domecq, Osborne y González Byass para evitar una OPA hostil de Rumasa. Posteriormente, Domecq adquirió el 100% de la propiedad. Algunas soleras fueron también adquiridas por Joaquín Rivero para crear Bodegas Tradición en los años 90.
La bodega ocupaba una manzana entera en el centro de Jerez. Fueron famosos por el embotellado de determinados pagos de manera independiente, como el fino Agustinito que venía del Pago de Balbaína o los finos Carta Blanca y palos cortados Capuchino, del Pago Macharnudo.
Blázquez tenía también algunos embotellados legendarios, como el Oloroso Manila Viajado 1833, un vino que se decía había viajado a Filipinas justo al empezar la guerra, con lo cual el vino nunca desembarcó y volvió a las bodegas; o el Oloroso añada 1840. Vinos de los que quedan muy pocas botellas en el mundo y son imposibles de encontrar.

Ignacio Villalgordo Ignacio Villalgordo es actualmente Country Manager Spain en NetApp.
Bibliografía
John Livingstone-Learmonth: The Wines of the Northern Rhone Remington Norman: The Great Domaines of Burgundy Remington Norman: Rhone Reinassance Kermit Lynch: Adventures on the Wine Route Robert M Parker Jr: The Wines of the Rhône Valley Sheldon Wasserman: Italy’s Noble Red Wines Wink Lorch: Jura Wine John Gilman: View From the Cellar http://www.viewfromthecellar.com/ Antonio Galloni: Vinous www.vinous.com Paula MacLean: http://jerez-xeres-sherry.blogspot.com/ Eric Asimov. The Pour. NY Times: https://www.nytimes.com/column/the-pour Víctor de la Serna. www.elmundovino.com http://elmundovino.elmundo.es/elmundovino/noticia.html?vi_seccion=10&vs_fecha=201601&vs_noticia=1453923114 Luis Gutiérrez: www.elmundovino.com http://elmundovino.elmundo.es/elmundovino/noticia.html?vi_seccion=5&vs_fecha=201001&vs_noticia=1263372214 http://elmundovino.elmundo.es/elmundovino/noticia.html?vi_seccion=8&vs_fecha=200103&vs_noticia=984726030 http://elmundovino.elmundo.es/elmundovino/noticia.html?vi_seccion=5&vs_fecha=200812&vs_noticia=1228308647
Imágenes: propias y de Estanis Núñez