La historia de la Maison Vincent Girardin tiene sus inicios en una familia de viticultores afincada en Santenay desde el siglo XVII. En poco tiempo, Vincent Girardin convirtió la pequeña herencia de su padre en uno de los apellidos vitivinícolas más famosos de Bourgogne y Beaujolais.
En 1980, Jean Girardin repartió las propiedades entre sus cuatro hijos y dio 2 ha a cada uno. Vincent Girardin, quien por entonces tenía 19 años, comenzó a trabajarlas para elaborar su propio vino y poco a poco fue extendiendo sus parcelas, comprando unas y alquilando otras, a medida que sus vinos eran más reconocidos.
Vincent Girardin empezó su actividad como négociant en 1994, ampliando así su producción, y en 2001 decidió trasladar su bodega a Meursault. En cuanto a su colaboración con otros viticultores, fue pionero en establecer una relación basada en la máxima calidad y el respeto por el producto. Con esta filosofía, Vincent alcanzó un acuerdo con Domaine Henri Clerc et Fils en 2002 para encargarse de la gestión de sus fincas y elaborar algunos de los vinos blancos más apreciados de la Côte de Beaune. Desde 2002, Éric Germain es el enólogo de la maison. Fue él quien definió la esencia de los vinos de Girardin como una expresión de los grandes terroirs de Bourgogne y en pocos años el cambio en el estilo fue radical; una vuelta al clasicismo con el uso de levaduras indígenas, extracciones suaves, reducción drástica del empleo de barricas nuevas y crianzas más largas. En 2012, Vincent Girardin vendió la bodega a Jean-Pierre Nié, presidente de la Compagnie des Vins d’Autrefois, en Beaune. Éric Germain continuó como enólogo y actualmente también ejerce de director general.
Desde 2008 trabajan todas las parcelas según los principios biodinámicos, sin utilizar herbicidas ni insecticidas sintéticos, arando la tierra en profundidad para favorecer el crecimiento de las raíces en el suelo, practicando abonados orgánicos, y conduciendo en alto el viñedo para obtener la mejor exposición solar y una perfecta maduración de los racimos. Estos preceptos también se siguen en bodega, aplicando el calendario lunar en la toma de decisiones.
Las parcelas en propiedad de la Maison Vincent Giradin se extienden desde la colina de Corton hasta Santenay y suman un total de 22 ha. Elabora vinos en 10 de los pueblos más prestigiosos de la Côte de Beaune y en 5 famosos Grand Cru: Corton-Charlemagne, Corton, Bienvenues-Bâtard-Montrachet, Bâtard-Montrachet y Montrachet.
Cada parcela se vendimia y vinifica por separado, con doble selección de la uva –en la viña y a la entrada en bodega–, los racimos se despalillan parcialmente y son prensados con suavidad. Los vinos tintos realizan la fermentación alcohólica en depósito de acero inoxidable y la maloláctica en barricas de roble, mientras que los vinos blancos –la especialidad de la casa– realizan ambas fermentaciones en barricas de roble. Las barricas nuevas suponen el 10% en los vinos regionales, 20% en los 1er Cru y 30% en los Grand Cru. Éstas provienen tanto de la tonelería Damy –vecina de la bodega de Girardin en Meursault– como de François Frères.
La crianza de los tintos se prolonga entre 16 y 18 meses, mientras que los blancos permanecen de 12 a 18 meses en barrica antes de ser trasegados a depósitos de acero, donde reposarán durante 6 meses. En ningún caso se clarifican ni se estabilizan y el embotellado se realiza acorde con la influencia de los ciclos lunares.
Unos crus excepcionales elaborados con una filosofía de mínima intervención.
Sus vinos están a un nivel muy alto: los blancos destacan por su gran pureza y los tintos han ganado en profundidad y complejidad.